Redacción GDCS
Coordinación multinivel en materia de continuidad.
Actualizado: 11 oct 2020

Autor: Beatriz Gutiérrez, Phd/APP
Year 5 - Week 20
ISSN 2603 - 9931
La pandemia global está trayendo aparejadas una serie de dificultades añadidas para las distintas compañías que constituyen un reto para la continuidad de negocio de las entidades.
Podemos definir la continuidad como la capacidad de prestar un determinado servicio y soporte, de forma ininterrumpida, antes, durante y después de que un incidente con capacidad para afectar las operaciones normales de la entidad se produzca. Lejos de lo que pudiera parecer a simple vista, la naturaleza de la continuidad radica en el hecho de que no se trata de una responsabilidad aislada de la organización, sino del conjunto de la comunidad, por lo que cada organización en dicha comunidad, en base al impacto potencial que una crisis puede producir en ella y la interrupción de servicios que puede generar en otras entidades, debería contar con su propio plan de continuidad con el que guiarse en caso de que se produzca un incidente que afecte al desarrollo de sus operaciones diarias. Dicho plan de continuidad forma parte de un marco mayor, que es el programa de continuidad.
Ejemplos de este tipo de disrupciones no necesariamente tienen que venir provocados por pandemias globales que suceden una vez cada cien años: una simple inundación que colapse el transporte por carreteras puede limitar la respuesta de emergencias al desastre natural, reducir la cadena de aprovisionamiento logístico en las empresas locales o evitar que heridos y enfermos acudan al hospital. Este ejemplo básico muestra como este tipo de eventos se expanden y afectan a diversos entornos, organizaciones y agencias. Todos los actores deberían haber contado con personal entrenado, mientras que la comunidad en su conjunto debería haber contado con planes con los que garantizar la provisión de servicios esenciales y otras funciones necesarias cuando el desarrollo de sus operaciones pueda verse afectado.
La Federal Emergency Management Agency estadounidense introdujo en 2018 el enfoque de “whole community” -comunidad completa-. Dicho marco operativo considera a cada persona y organización como un vínculo crucial en la cadena de acciones y actividades que garantizan la prestación y ejecución rutinaria de las funciones esenciales. Si cada parte de la cadena -la comunidad en su conjunto- mejoran sus parámetros de continuidad, ello redundará en una comunidad más resiliente frente a disrupciones y catástrofes.
El concepto de continuidad gira en torno a las denominadas “funciones esenciales”. Éstas son:
- Un subconjunto de funciones que representan actividades críticas. Son utilizadas para identificar las actividades de apoyo y los recursos que deben ser incluidos en el proceso de planeamiento de continuidad de la organización.
- En la mayoría de las organizaciones, no todas las funciones son esenciales. Las funciones esenciales son aquellas que son absolutamente necesarias para que la organización cumpla con su misión.
- La realización de las funciones esenciales depende también en gran medida de la organización del personal, resultando clave la comprensión de nuevas responsabilidades y roles en el marco de una situación de crisis.
- La organización puede requerir a parte del personal su reubicación en una localización alternativa para continuar con el desempeño de sus funciones esenciales. Esta parte de la plantilla que se reubica se denomina personal de continuidad, e incluye la posibilidad del teletrabajo. En cualquier caso, garantizan la provisión de servicios.
- La organización puede referirse a esta parte de su personal como Grupo de Reubicación en Emergencia, y debe garantizar el entrenamiento y preparación del mismo para a su vez garantizar la continuidad de las funciones esenciales provistas por la entidad.
- Finalmente, mientras el Grupo de Reubicación en Emergencia opera en la ubicación alternativa, la localización principal puede ser reparada o restaurar sus capacidades originales. Puesto que por diversos motivos no todo el personal puede ser reubicado temporalmente, parte del mismo puede verse sujeto a diversos acuerdos laborales.
Finalmente, debemos concebir la continuidad como parte de un todo donde se integran distintos niveles de gobierno, pasando desde el ámbito local al estatal, e incluyendo en ellos múltiples agencias y tanto sector público como privado. Los tres elementos de la continuidad son la Continuidad de Operaciones, Continuidad de Gobierno, y Continuidad del Gobierno Constitucional, que se implementa a través de los poderes del Estado.
- Continuidad de Operaciones. Es un esfuerzo de las organizaciones a nivel individual para asegurar la continuidad de las funciones esenciales durante periodos de disrupción sobre su normal desarrollo. Su principal labor es garantizar la resiliencia de la organización en cuanto a su provisión de servicios. Para ello, resulta vital que la organización cuente con un plan de continuidad. Puesto que partimos de la base de un enfoque de comunidad, la continuidad de negocio forma parte del planteamiento, y se debe ajustar a los mismos estándares, si bien el sector privado puede priorizar el tratamiento dado a clientes, ganancias y protección de datos de forma diferente al sector público.
- Continuidad de Gobierno. Es un resultado directo de la continuidad de operaciones. Este principio se basa en que todo el personal vinculado a la Administración Pública, electo o seleccionado y en todos los niveles territoriales del gobierno, sea capaz de llevar a cabo su labor. Implica un esfuerzo coordinado entre el poder ejecutivo, legislativo y judicial para desempeñar sus funciones antes, durante y después de la crisis o emergencia, en toda circunstancia, y establece poderes específicos durante y después del incidente: por ejemplo, la continuidad de gobierno asegura la línea de sucesión política para mantener las operaciones de gobierno -líneas de mando y responsabilidad- y preservar la autoridad jurisdiccional – mando de los equipos de respuesta- de cara a posibles declaraciones de estado de emergencia -o equivalente, según las distintas legislaciones- en caso de crisis, emergencia o catástrofe.
- Garantías constitucionales. Se trata del esfuerzo de los poderes públicos para preservar el orden constitucional incluso durante una situación de crisis, como mecanismo de garantía jurídica de la población.
Como conclusión, la preparación de la comunidad en su conjunto es crítica a la hora de mejorar tanto la continuidad como la resiliencia de organizaciones públicas y privadas, a través de la integración de sus programas de continuidad. Promover la interoperabilidad y la identificación de interdependencias, eliminar áreas conflictivas en las líneas jerárquicas, proveer recursos y estructuras que garanticen la provisión de funciones esenciales, y preservar las autoridades establecidas en todos sus niveles, son algunos de los principales aspectos a considerar. En este sentido, las administraciones públicas deben proporcionar un elevado grado de cooperación y coordinación multinivel: una emergencia a nivel local con frecuencia carece de recursos propios para su gestión, debiendo recurrir a niveles superiores, mientras que una emergencia a nivel nacional también con frecuencia suele impactar en mayor o menor grado en el nivel local. Por ello, la cadena de continuidad nacional-local y público-privada es clave en la prestación de servicios esenciales.