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  • Redacción GrupoDC Solutions

La Estrategia contra el terrorismo 2019

Actualizado: 11 oct 2020


Year 4 - Week 9

ISSN 2603 - 9931

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El pasado 22 de febrero, con publicación en el BOE el día 26, el Consejo de Seguridad Nacional aprobaba la orden PCI/179/2019 correspondiente a la nueva Estrategia Contra el Terrorismo 2019. El documento actualiza a su predecesora de 2012[1], la primera que se centraba eminentemente en la nueva amenaza del terrorismo jihadista, y se adapta a la nueva Estrategia de Seguridad Nacional, aprobada en 2017. Como una de las principales novedades, el documento es de acceso público, como parte de los nuevos mecanismos de gobernanza y transparencia en las administraciones públicas. Ello limita la capacidad para establecer comparativas, pero permite establecer algunas novedades en su estructura y contenido.

La nueva estrategia tiene como objetivo “Neutralizar la amenaza que representa el terrorismo contra los ciudadanos y los intereses españoles dentro y fuera de las fronteras, reduciendo la vulnerabilidad de la sociedad y haciendo frente a los procesos de radicalización que llevan al extremismo violento”. De ello se desprende que el objetivo no es solo reactivo en cuanto a neutralización de la amenaza, sino preventivo, en cuanto a la reducción de los factores y procesos de radicalización conducentes a la violencia terrorista. Del mismo modo, el documento establece una diferenciación espacial que queda integrada en los mecanismos de gestión contraterrorista, incluyendo como objetivos a proteger tanto a los ciudadanos como los intereses españoles dentro y fuera de las fronteras, en un reconocimiento de hecho del deber de cuidado por parte del Estado sobre su ciudadanía allá donde se encuentre ante situaciones de amenaza terrorista. Paralelamente y derivado de este enfoque, la nueva Estrategia anuncia un modelo integral en el que participen todos los potenciales stakeholders o actores interesados, incluyendo al sector público y privado, y a la propia ciudadanía, en tres zonas que interactúan entre sí: interior, exterior y espacios comunes globales –ciberespacio, espacio marítimo o extraterrestre. Finalmente, y alineándose así con el planteamiento de las Estrategias contraterroristas de Naciones Unidas y la Unión Europea, el documento se estructura en cuatro ejes o pilares:

  • Prevenir. El primer pilar se basa en la detección y alerta temprana de posibles conductas de riesgo derivadas de un proceso de radicalización. Para ello se deben promover programas que neutralicen sus causas y protejan a los colectivos más vulnerables de sufrir este proceso.

  • Proteger. Proporcionar la máxima seguridad tanto a los ciudadanos como a las instituciones públicas y privadas españolas dentro y fuera del territorio nacional, reduciendo de forma preventiva y proactiva sus vulnerabilidades.

  • Perseguir a través de la investigación de las redes terroristas internacionales, previniendo la ejecución de ataques a través de la neutralización de los ciclos de planeamiento, logística, captación, despliegue, etcétera, así como el mayor control de diversas sustancias de especial peligrosidad (NBQR y explosivos). Garantizar la puesta a disposición judicial de los individuos vinculados a estas actividades.

  • Preparar la respuesta. El objetivo de este pilar es minimizar las consecuencias de un acto terrorista garantizando el apoyo a las víctimas y el pronto restablecimiento de la normalidad. En este punto, destaca el ámbito interno, donde el objetivo específico se define como “Minimizar las consecuencias derivadas de la comisión de un acto terrorista o de extremismo violento, mediante una respuesta inmediata, eficaz y coordinada de asistencia a la población, priorizando la atención a las víctimas, la reparación del daño causado, el restablecimiento de los servicios afectados y el esclarecimiento de los hechos”. A pesar de la omisión de elementos como la neutralización de la amenaza, conceptos como actualización continua del análisis de riesgos y Planes de Prevención y Protección Antiterrorista (PPPA), dotación material, humana y normativa para proporcionar una respuesta eficaz, o potenciar las capacidades de todos los actores a la hora de responder a una acción terrorista son aspectos fundamentales que pueden redundar en una respuesta más ágil y efectiva ante la ocurrencia de un incidente terrorista. Sin embargo, el pilar resulta confuso en algunos de sus objetivos específicos al mezclar aspectos preventivos y reactivos –propiamente de respuesta-y, pese a mencionar en múltiples puntos la necesidad de fomentar una sociedad resiliente frente al terrorismo, ésta no aparece mencionada en todo el epígrafe pese a la existencia de protocolos de respuesta para el ciudadano que ya han sido implementados por el Ministerio de Interior; de este modo, el objetivo específico 4) habla de una mejora en la coordinación entre los distintos niveles sectoriales y territoriales de la Administración pero sin mencionar el rol vital del interviniente inmediato –la víctima potencial o material- de un ataque terrorista. Sí introduce, y ello es positivamente valorado, la necesidad de planes estratégicos de comunicación en crisis y, a nivel externo, “minimizar el impacto que sobre la seguridad de ciudadanía, empresas e intereses nacionales en el extranjero puedan tener las acciones terroristas”, si bien solo los objetivos 7) “mantener actualizado el mapa de riesgo exterior” y 8) “mantener informados a ciudadanos e intereses españoles en el extranjero sobre la situación de riesgo existente” afectan directamente a quienes la línea estratégica va dirigida, mientras el resto de líneas se orientan a la cooperación internacional en materia de seguridad, información, inteligencia y justicia.

  • Paradójicamente, en todo el epígrafe referente a respuesta no aparecen mencionadas ni una sola vez las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en sus distintos niveles nacional, autonómico y local, cuya coordinación no sólo en la persecución del terrorismo –donde sí son mencionadas en el marco de acción del CITCO- es de no menos importancia a la hora de dar respuesta a un incidente terrorista, junto con servicios de emergencias, los grandes olvidados de esta estrategia.

El documento, como se mencionaba inicialmente por primera vez de acceso público, no puede ser comparado con versiones anteriores, si bien la introducción de aspectos como resiliencia social, nociones de travel security para ciudadanos e intereses nacionales en el extranjero o mayores cotas de cooperación a nivel informativo entre los distintos niveles de la administración pública y a nivel internacional son altamente favorables. Sin embargo, los espacios entre persecución y respuesta todavía dejan dudas en un planteamiento que, aunque estratégico, tiene sus repercusiones en los niveles inferiores operativo y táctico, por lo que debería estar definido de un modo más riguroso, habida cuenta de la consideración, como el documento pretende, de todos los actores implicados en el proceso de gestión.

[1] EICTIR: Estrategia Integral Contra el Terrorismo Internacional y la Radicalización.

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