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  • Alberto Puente Saavedra

Xinjiang, el dolor de cabeza de China.


Semana 48

ISSN 2603 - 9931

Aunque no lo quieran admitir, China sí que tiene un conflicto dentro de sus propias fronteras y no es el país que durante muchas décadas nos han intentado “vender” a occidente. Países como Bélgica, Estados Unidos o Francia han sufrido durante los últimos años ataques de carácter terrorista, al igual que la República Popular China, la cual desde ahora en este documento será referida como RPCh.

Este problema que la RPCh está sufriendo está siendo mayormente originado en una de sus cinco regiones autónomas, Turquestán Oriental, la cual también es conocida como Turquestán del Este, Uiguristán o Región Autónoma de Xinjiang. La importancia que China le está dando a este problema no es solo porque estén sufriendo una situación de tensión dentro de sus fronteras, sino por muchas otras razones entre las que se encuentra que esta región tiene una situación geográfica muy importante geoestratégicamente hablando, ya que comparte frontera con ocho países diferentes: Afganistán, India, Mongolia, Kazajistán, Kirguistán, Pakistán, Rusia y Tayikistán[I]. Su situación geográfica también hace que los oleoductos que alimentan a todo el país oriental pasen debajo de dicha región[II]. De llegar a completarse las intenciones de independencia por parte de los ciudadanos de Xinjiang, la situación de la RPCh a nivel geoestratégico, geopolítico y geoeconómico se vería gravemente afectada.

Al igual que la región autónoma del Tíbet, la región de Xinjiang es la única región de toda la RPCh que donde la etnia de origen Han no es mayoría. Comparándolo con las estadísticas del resto de las regiones de la RPCh, la etnia Han predomina con un 93.3% sobre el total de 77.7 millones de habitantes[III]. Dentro de esta región se encuentra, sin embargo, un nutrido número de diferentes grupos étnicos que también viene acompañado de una presencia Islámica escenificada por el grupo étnico Uigur, el cual tiene grandes influencias musulmanas. Dichas influencias pueden verse expuestas en las formas de actuar y la indumentaria de este grupo[iv]. Dentro de dicho grupo se puede encontrar un movimiento Islámico que ha sido descrito por diversos estados como una organización terrorista, el denominado “Movimiento Islámico del Turquestán Oriental”. El principal objetivo de los integrantes de este grupo y del grupo en sí es el de poder conseguir que su región pueda independizarse de la RPCh y también la de convertir al Islam a toda persona de origen chino. Todo esto viene acompañado de la intención de crear una Ummah dentro de esta región[V].

La idea que esta organización terrorista tiene es la de que la región que ellos están defendiendo, Xinjiang, está siendo oprimida por el propio estado Chino. Como es bien sabido, esta ‘excusa’ ha sido usada por muchas organizaciones terroristas que han estado presente durante todas las épocas. La comunidad Uigur no solo ha tenido que combatir con otras etnias, sino que también ha tenido que luchar y apoyar su propia idea de fe islámica y necesidad de una cooperación del mundo musulmán a escala mundial[vi] para así poder unificarlo contra la expansión mundial de la fe cristiana y su inagotable empeño de hacer creer a la población que Dios está presente en todas partes.

Este conflicto tiene su origen después de que en el siglo XX el gobierno central de la RPCh implementara nuevas políticas relacionadas a nacionalidades, identidad y etnias. Con estas nuevas políticas se reagrupó a un gran número de personas de diversas culturas, etnias e ideologías. Esto hizo que muchas repúblicas situadas en el centro de Asia empezaran a compartir cultura, identidad e historia con dicha región.

Pese a que este conflicto lleva activo durante un largo número de años, éste siempre ha pasado inadvertido para la comunidad internacional. El futuro de éste y del “Movimiento Islámico del Turquestán Oriental” cambiaria después de los ataques que la ciudad Nueva York sufrió en septiembre del 2001. La razón de ello sería su profunda conexión con la religión islámica y con el conflicto que se estaba produciendo en Afganistán. Con esto, la RPCh no sería el único país que se preocuparía por este conflicto, sino que Estados Unidos también empezaría a describir esta región como conflictiva y la empezaría a clasificar como una amenaza potencial.

Como en cualquier conflicto, siempre hay dos puntos de vista:

El gobierno de la RPCh ha ‘usado’ a las organizaciones terroristas de esta región como excusa para poder justificar por qué esta región ha sido severamente presionada y oprimida. En 2002 los dirigentes del país crearon un White Paper[VII] en el cual ellos mismos usan el método de victimización para intentar crear una imagen en la que ellos se presentan como las verdaderas víctimas del conflicto y no al revés. En dicho documento también se expresa que la presencia de grupos terroristas dentro de esta región representa una gran amenaza para la seguridad nacional, estabilidad política y unidad del país. Estas organizaciones pueden llegar a combinar una serie de amenazas para el estado Chino: “separatismo, extremismo, terrorismo”[VIII].

En cambio, las organizaciones terroristas de esta región, para intentar justificar las acciones que han llevado a cabo, declaran que durante un largo periodo de tiempo su población ha sufrido un gran número de “ejecuciones, torturas, acosos, persecuciones religiosas y discriminación racial”. Estas declaraciones fueron ratificadas por diversas organizaciones internacionales después de que éstos hubiesen visto que era cierto que el gobierno Chino había usado estas técnicas y justificase la represión cultural, religiosa y política hacia la comunidad Uigur, dentro y fuera del estado Chino[IX].

Hay alrededor de cien organizaciones terroristas que ocasionalmente aparecen para así poder decir que representan el deseo de independencia de los diferentes grupos Uigures que existen dentro de Xinjiang. Aun así, no cabe duda que el más importante de todos, a nivel de tamaño y actividad es el anteriormente nombrado “Movimiento Islámico del Turquestán Oriental”. Este grupo fue creado a principios de la década de los 90 y en aquel entonces su principal actividad era la de acuchillar a imanes que según ellos mismos estaban cooperando estrechamente con el gobierno Chino. Como bien se dijo antes, los atentados de Nueva York cambiarían el futuro de esta organización, y así fue. Lo que cambió en ellos fue su “modus operandi” ya que ahora pasarían a centrar sus ataques en explosiones dentro de autobuses públicos de Xinjiang.

En agosto del 2002, el gobierno de George W. Bush hizo que los Estados Unidos incluyesen a este grupo dentro de sus listas de organizaciones terroristas[X]. La razón de ellos, aparte de atacar a civiles indefensos, fue la de que se encontró que este grupo también llego a planificar diversos ataques en contra de instalaciones gubernamentales Americanas. Un ejemplo de estos ataques fue el ataque contra la embajada de Estados Unidos situada en la capital de Kirguistán[XI].

Un gran número de miembros de esta organización han sido identificados por haber recibido entrenamiento militar en suelo afgano por parte de miembros de diversas organizaciones terroristas. Se ha relacionado a más de 300 civiles Uigures con Al Qaeda y posteriormente con el DAESH. Los Uigures relacionados con esta organización son denominados como la mayor amenaza en contra de la RPCh. Como bien explica la Agencia de Cooperación Internacional, los “foreign fighters” que deciden unirse a las filas del DAESH lo hacen para entrenar y radicalizarse para así volver a China y crear un mayor peligro y perpetrar ataques mucho más violentos[XII]. Se estima que han sido alrededor de 400 ciudadanos Uigures los relacionados con el DAESH y más de 1,2000 que lo han intentado pero han sido detenidos a la hora de infiltrar Afganistán a través de la frontera del sudoeste de China[XIII]. Esta información fue ratificada en septiembre del 2002 cuando expertos de la RPCh interrogaron a ciudadanos Uigures detenidos en la prisión de Guantánamo[XIV].

Para así poder intentar resolver todo este conflicto, Pekín decidió crear una especie de lazo de cooperación con países vecinos. Esta cooperación se vería hecha realidad con la introducción de China en la O.C.S., Organización de Cooperación de Shanghái. Con esta organización, aparte de estrechar relaciones con estos países y calmar unos posibles problemas transfronterizos, el gobierno de la RPCh también buscaba “controlar el separatismo de la población China de religión Islámica que vive en la región fronteriza de Xinjiang, mejorar el acceso a los recursos económicos de la región y garantizar su seguridad a largo plazo”[XV]. Los objetivos que China tiene con esta organización, según mi propio punto de vista, son los mejores que podrían tener. Me baso en la teoría de que, como se ha visto, Pekín no tiene intención alguna de relajar las tensiones y opresión si el nacionalismo y los actos de violencia siguen presentes en la región. Por ello, lo mejor que puede hacer es mejorar el bienestar social de todos los ciudadanos de la comunidad Uigur. Esto también haría que esta comunidad no se sintiese tan enfrentada con el gobierno Chino.

A pesar del ambiente de tranquilidad que ha habido durante varios años, el conflicto aún sigue abierto y todavía perdura en la mente de muchos ciudadanos de Xinjiang, lo que hace imposible poder descartar que los ataques violentos vuelvan a la región, tal como pasó en los años 90. Lo que sí se puede declarar públicamente es que la tensa relación que Xinjiang y la RPCh van a tener en un futuro parece que no tendrá solución.

[i] Geography Of Xinjiang. (n.d.)., Disponible en: http://www.mtholyoke.edu/~jiltwu/World

[II]SALAZAR, Koldo, El Yihadismo en China.; MBC Times, Disponible en: http://www.mbctimes.com/espanol/el-yihadismo-en-china

[III] SARLI, Corina y SCHIAFFI, Belén, “El separatismo en la República Popular China. El caso de los Uigures en Xinjiang”, V Congreso de Relaciones Internacionales, Octava Jornada de Medio Oriente, Congreso llevado a cabo en La Plata, Argentina.

[IV] LE BLANC, Paul D., Chinese Muslims Radicals: Exploring the Historical Origins and Developments of the East Turkistan Islamic Movement (ETIM), 2010

[V] BASHIR, Shaykh., Turkestan Islamic Party (TIP): “Why are we fighting China?”, Nueva York, The NEFA Foundation, 2008.

[VI] VALIDO GARCÍA, Eduardo; Panislamismo y Panarabismo, influencia de ambos movimientos en proceso histórico del Próximo Oriente, Centro de Gestión Documental; Disponible en http://archivo.cubaminrex.cu/panislamismo-y-panarabismo-influencia-de-ambos-movimientos-en-el-proceso-historico-del-proximo

[VII] Los White Papers son publicaciones de carácter oficial en los cuales explican diversos temas para que lo lean aquellas personas que estén interesados en dicho tema

[VIII] GARCÍA SANCHEZ, Ignacio José, “Xinjiang. El dragón frente a su peor pesadilla: terrorismo, separatismo y extremismo”, Panorama geopolítico de los conflictos 2017, IEEE, Madrid, 2017, Pág. 311

[IX] Amnistía Internacional, “Uighurs fleeing persecution as China wages its “War on Terror”, China, 2004

[X] KAN, Shirley A., “U.S.-China counterterrorism cooperation issues for U.S. policy”, Congressional research service, 2010, Pág. I

[XI] GIGLIO, Davide, “Separatism and the war on terror in China’s Xinjiang Uighur autonomous region” (Tesis de maestría). United Nations Peace Support Operations, Págs. 15-16

[XII] KUN, Liu y YAN, Zhang, “China, US targeting terror online”, China Daily, 2014, Disponible en: http://english.gov.cn/news/international_exchanges/2014/11/28/content_281475016508586.htm

[XIII] “China claims on ‘jihadi migration’ at SW border”, China Daily USA, 2015, Disponible en: http://usa.chinadaily.com.cn/china/2015-01/20/content_19361959.htm

[XIV] Center for Constitutional Rights, “Foreign interrogrators in Guantánamo Bay: US allows security forces from brutal Human Rights abusing Regimes into Guantánamo. Many countries complicit in abuses at Guantánamo”, Pág. 1

[XV] RAMÍREZ, Kenneth, “Nuevo regionalismo, cooperación energética y el desarrollo de una estrategia energética global: hacia un política de transición”, Tesis Doctoral, Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Universidad Complutense de Madrid, 2007, Pág. 267

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