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  • David Crevillén - GrupoDC Solutions / Beatriz

“INCIDENTE ARMADO, ¿QUÉ HAGO?”: La gestión del incidente armado en la sociedad


Year 2 - Week 45

ISSN 2603 - 9931

Esta semana se cumple el segundo aniversario de los atentados de París que costaron la vida a más de un centenar de personas. Un nuevo concepto, “incidentes de tirador activo”, comenzó a popularizarse. En realidad el término era nuevo, pero no así el fenómeno: masacres como la de Lod (1973), Neve Shalom (1986), Columbine (1999), Bombay, Virginia Tech (2007), Sandy Hook (2012), Aurora Theatre (2012) o Westgate Mall (2013) son solo algunos ejemplos mediáticos. Por incidente de tirador activo entendemos el ataque con armas de fuego que un individuo –generalmente en solitario- lleva a cabo sobre una aglomeración de víctimas potenciales en un espacio delimitado y en un periodo de tiempo breve y continuado, es decir, sin periodo de enfriamiento entre víctima y víctima, como sería el caso de otros tipos de asesinato en masa, como el asesinato en serie. El elemento activo se basa en el hecho de que las víctimas potenciales juegan un rol clave en el desenlace del ataque. El hecho de que uno de estos ataques se produjera en el corazón de Europa fue un duro despertar tras años en que parecía que la amenaza del terrorismo jihadista se había comenzado a olvidar. Tras París, San Bernardino (2015), Bruselas (2016), Estambul, Orlando, Niza y Berlín (2016), nuevamente Estambul, París, San Petersburgo, Londres, Manchester, Barcelona y Manhattan (2017) han tomado el relevo. De esta lista, solo San Bernardino, Orlando y Estambul han sido incidentes de tirador activo; lo que es más, a esta lista podríamos añadir incidentes como los de Las Vegas el pasado octubre o Texas hace apenas una semana, que pese a tratarse de incidentes de tirador activo no se podían clasificar como terroristas. Pero todos los demás se pueden clasificar como incidentes armados activos, puesto que también en ellos la actuación de las víctimas potenciales puede modificar el saldo final de muertes. Así, Niza, Berlín, Londres y Barcelona fueron protagonizados por vehículos de diverso tamaño atropellando viandantes, en Londres combinados con apuñalamientos. Manchester consistió en un ataque suicida. El común denominador, aparte de la ocurrencia de un incidente armado, era la tipología de objetivo: objetivos blandos, con medidas de seguridad limitadas y baja percepción de amenaza entre las víctimas potenciales.

Como empresa dedicada a la consultoría en materia de seguridad hace ya casi dos años comenzamos a plantearnos medidas con las que minimizar el número de víctimas aprovechando el elemento activo. ¿Quiénes son los primeros respondientes en caso de producirse un incidente armado y cuáles son sus tiempos de respuesta? ¿Quiénes están, mientras tanto, en el lugar del incidente? La respuesta obvia es, dependiendo del lugar físico, efectivos de seguridad privada, trabajadores y usuarios. Teniendo en cuenta la variabilidad de posibles usuarios, desarrollamos un programa formativo y de auditoría centrada en los dos primeros sectores y, especialmente, en el primero, como profesionales de la seguridad. A través de un módulo teórico sobre la definición de perfiles y modus operandi comunes en incidentes armados, un módulo teórico-práctico acerca de la gestión y protocolos más comunes, sencillos y efectivos en este tipo de incidentes, y un módulo práctico acerca de asistencia primaria prehospitalaria y control de hemorragias masivas. Las lecciones aprendidas son testadas a través de un ejercicio simulado mediante una metodología propia que permite comparar y analizar tiempos de respuesta y determinar dónde se encuentran los fallos y fortalezas del sistema de seguridad de la organización.

Sin embargo, ¿qué sucede en zonas donde no hay seguridad? Ataques como los de Las Vegas, las Ramblas de Barcelona o London Bridge tuvieron lugar en zonas abiertas, durante la celebración de eventos o con gran presencia de turistas. Lo mismo puede decirse de la iglesia de Texas, con una congregación de víctimas potenciales desarmadas. Por encima del hecho de tratarse de objetivos blandos, destaca la ausencia de seguridad y la presencia, casi en exclusiva de usuarios. Por tanto, en múltiples ocasiones va a ser la propia sociedad la que deba actuar como interviniente inmediato en la gestión de un incidente armado, con sus propias especificidades tales como el conocimiento del entorno o del procedimiento a llevar a cabo.

La Semana de la Ciencia organizada anualmente por la Comunidad de Madrid (España) nos proporcionó una plataforma con la que dar respuesta a esta creciente necesidad de formar a la sociedad en la gestión de incidentes armados. Con una intención de gratuidad y de acercar la ciencia a la sociedad en general, sin necesidad de un perfil profesional, la Semana de la Ciencia proporciona a lo largo de dos semanas espacios donde la investigación científica y social tanto desde los ámbitos público como privado se ponen a disposición de todo ciudadano interesado en los temas propuestos. En este marco cobró sentido y vida nuestra propuesta: acercar de forma adaptada a la sociedad el fruto de dos años de trabajo específico para el sector seguridad.

A través de cuatro módulos divididos en cuatro horas y dos jornadas, el programa ha comprendido las siguientes partes:

  • Qué hacer en un incidente armado. Cuáles son los principales mecanismos de gestión, comenzando por lo básico, lo que todo el mundo puede hacer: concienciación situacional, planear las salidas tanto si vamos solos como acompañados, observar el entorno e identificar accesos, salidas, salidas de emergencia, dónde están los servicios, etcétera. Si nos encontramos inmersos en un incidente, qué pasos seguir: protocolos como corre, escóndete, lucha/llama se orientan a evacuar, si esta opción es imposible esconderse y, en ambos casos tratar de arrastrar contigo a cuanta más gente mejor. Si ambos casos resultan imposibles de llevar a cabo, solo como último recurso, enfrentarse a la amenaza y tratar de neutralizarla. Una vez en un lugar seguro, contactar con el 112 y esperar que los servicios de emergencia y FFCCSE lleguen al lugar de los hechos.

  • Definición de incidentes armados. Una vez que sabemos qué hacer, conocer a qué podemos enfrentarnos y qué características pueden tener este tipo de incidentes en términos de modus operandi, tiempos, tipo de armas empleadas y formas de prevención de acuerdo a los distintos ciclos de planeamiento empleados. Así, se remarca el hecho de que no todos los incidentes armados conllevan terrorismo, pero en muchos casos el desenlace puede ser igual de dramático; buena cuenta de ello dan incidentes como Columbine o Las Vegas.

  • Controlar el sangrado masivo de las víctimas. El tiempo medio para que una persona muera desangrada oscila alrededor de los 3 minutos. Puesto que a nivel ciudadano y sin material y conocimientos médicos específicos los demás patrones lesionales fruto de un incidente armado son intratables, es clave centrarse en el control de hemorragias masivas para prevenir el incremento de víctimas mortales. El uso de torniquetes, vendas y agentes hemostáticos, o en su lugar de medios de fortuna para realización de torniquetes y empaquetado de heridas es clave, pero especialmente es clave la concienciación y la formación básica en cómo realizar este tipo de maniobras.

  • Finalmente, pautas básicas de comportamiento en caso de explosiones, derrumbes o incendios resultado de un incidente armado, y en condiciones de escasa o nula visibilidad por presencia de polvo u humo, analizando las pautas básicas de propagación de fuego y humo, sus riesgos y cómo actuar en este tipo de situaciones.

Con una afluencia de casi doscientos asistentes entre las dos fechas de celebración de ambos cursos-taller, queda patente la demanda de la sociedad española por recibir este tipo de formación. Un mecanismo de romper el miedo a través de conocer cómo actuar, de proporcionarnos seguridad a nosotros mismos, como ciudadanos. De compartir la responsabilidad de la seguridad como intervinientes inmediatos con los primeros respondiente –FFCCSE y Servicios de Emergencia.

Finalmente queremos dar las gracias a quienes se han convertido en compañeros de viaje de lujo de este proyecto pionero, el Ayuntamiento de Alcorcón (Madrid) y, especialmente el Centro Unificado de Seguridad en el marco de su Plan de Emergencias Unificado de Alcorcón (PEMUALCOR) con Raúl Esteban, Carlos Carretero y Antonio Marchese, quien como jefe de bomberos y menos de un mes después de tomar posesión de su cargo ha asumido el testigo y se ha involucrado en el proyecto.

Esperamos que este solo sea el inicio de una nueva línea de trabajo que aúne de forma multidisciplinar fuerzas de primeros respondientes, proyectos altruistas como “Evita una muerte, está en tus manos” y profesionales del ámbito docente con los que continuar construyendo una sociedad más segura.

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